La gran mayoría de las especies en este grupo, de 900 a 1100 de acuerdo al criterio del zoólogo, son marinas. Habitan en los mares, desde las costas hasta las aguas profundas, a más de 2600 metros bajo la superficie, de los océanos lejos de tierra. La especie más grande, el tiburón ballena, logra los 15 metros de longitud y las más pequeñas apenas sobrepasan un par de decímetros.
La mayoría de los tiburones tienen el cuerpo alargado y cilíndrico, diríamos que en forma de torpedo, aunque en realidad son los torpedos los que tienen la forma de los tiburones. Nadan ondulando la parte posterior del cuerpo. En ambos lados de la cabeza tienen de cinco a siete hendiduras branquiales. Muchos tienen hocico puntiagudo, bajo del cual se presenta la boca. Algunas especies son pelágicas (viven mar afuera lejos de las costas), siempre en continuo movimiento.
En las rayas las aletas pectorales se unen a la parte frontal del cuerpo. El resto del cuerpo es reducido a un látigo o no existente, teniendo las rayas una forma aplanada y en muchos casos circular (como un disco). La mayoría nadan agitando las aletas pectorales como si fueran dos alas y estuvieran volando. Los dos ojos se encuentran en la parte dorsal o superior del cuerpo, la boca y las aperturas branquiales en la parte ventral o inferior.
Existen muchos mitos, y muchas verdades, con respecto a la agresividad de los tiburones y el peligro que presentan las rayas a los seres humanos. Realmente parte de esas leyendas son muy ciertas, pero no son tan horrorosas como son presentadas en ciertos libros y películas de acción. De los casi cuatrocientos tiburones diferentes que existen en el presente, un 80% de ellos son totalmente inofensivos a las personas. Claro, un tiburón blanco adulto no es cosa de juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario